Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.
En el año 1971, Rómulo Orellana emprendió un negocio con el diseño y venta de Guayaberas. Decidió enfocar sus habilidades como sastre en esa prenda blanca de vestir, que en aquella época, representaba la elegancia y la honorabilidad del hombre de Guayaquil. Ahora, 50 años más tarde, pese a las tendencias juveniles y la diversidad de colores en la moda de la urbe porteña, este negocio continúa firme de la mano Juan Carlos Orellana, su hijo menor.
“Mi padre era sastre, cosía diferentes ternos para caballeros. Pero se interesó en las guayaberas porque siempre le estaban pidiendo esa prenda. Con la ayuda de mi mamá, Irene Flores, lo lograron y crearon ‘Confecciones Orellana’, con el producto estrella ‘Guayabera’. Después nos tocó a nosotros, sus hijos, quienes hemos ampliado y evolucionado el negocio”, cuenta Juan Carlos, mientras muestra a EXPRESO la tienda principal del negocio, en la plaza Garzocentro, en el norte de la ciudad.
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